Historia
Más de 40 años de experiencia
Llegar a La Alegría de la Huerta es sentir el sabor añejo de los merenderos que ocuparon la playa de Valencia durante los veranos del siglo XX. Esos espacios donde, con los pies en la arena y el sonido del mar de fondo, se degustaban típicos platos de la cocina marítima del Mediterráneo en un ambiente familiar.
nuestra pasión
Hoy, cuando de nuevo proliferan los chiringuitos, pocos saben que, en el Cabanyal, Canyamelar y Malva-rosa, esos lugares recibían el nombre de merenderos, una nomenclatura solo utilizada en la ciudad de Valencia y sus alrededores a estos “bares de playa” (como se conocen en otras ciudades).
La Alegría de la Huerta era uno de los merenderos de referencia para unos y otros clientes. Ubicado a la altura del antiguo balneario de Las Termas, en la zona limítrofe entre Cap de França y la Malva-rosa, era dirigido por la Familia Miralles Martínez en asociación con Conrado Bonet. Era uno de los merenderos con mayor afluencia de clientes, pero, al mismo tiempo, uno de los más destacados en afabilidad, cordialidad, costumbres, sencillez y amistad.
Todos los que allí trabajaban eran, principalmente amigos, así, no era extraño ver a la familia Damià, Jordi como fiel escudero de Pepe, el maestro en las paellas, los caracoles y el salmorejo. Desde el centro de la ciudad venían solo para probar algunos de estos platos, como los guisados por Angelita, siempre pendiente de la presentación y capaz, sin ordenadores ni semejantes artilugios tecnológicos, de coordinar y memorizar todas las demandas que llegaban a cocina. Los amigos y los pequeños Miralles y Bonet también participaban del trabajo las horas de mayor afluencia. Así se les veía haciendo ensaladas, fregando o sirviendo refrescos.
Esa familiaridad sigue viva en José y Mª Ángeles. Ellos son más que los herederos de una saga cabanyalera fiel a las tradiciones del barrio, porque su vida está repleta de anécdotas vividas siendo niños y adolescentes. Esa raíz es imposible de desgranar del corazón y de la tradición, la transmiten en su trabajo y se percibe en La Alegría de la Huerta, donde el restaurante marítimo sigue teniendo en su cepa el origen de los merenderos que solo la Valencia Marítima ha disfrutado poseer en su playa.